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La afasia es una enfermedad neurológica del área izquierda del cerebro que afecta directamente al lenguaje: la expresión, la comprensión, la lectura y la escritura, y que va asociada a una hemiparesia (parálisis) del lado derecho del cuerpo.

Es un trastorno más frecuente de lo que se piensa, y la edad media de los afectados ha descendido notoriamente en los últimos años como consecuencia del ritmo de vida, el estrés y los hábitos poco saludables, y ha pasado de los 60 a los 35 años.

El tratamiento de la afasia se basa en terapia del habla. El especialista debe tener siempre presente que la lesión que padece un paciente afásico le imposibilita a la hora de expresarse o comprender, pero eso no implica que no entienda, o que no sepa lo que quiere decir, otra cosa es la información que es capaz de transmitir. Por ello es fundamental empatizar y darle su tiempo, o colaborar con él de manera indirecta sin llegar a corregirle, ya que es una patología que a nivel psicológico afecta gravemente; el nivel de frustración es muy alto, y esto interfiere directamente en su evolución y mejoría. Sería recomendable que tanto el paciente como su entorno cercano acudiesen a un profesional de la psicología.

El trabajo del logopeda a la hora de reeducar el lenguaje de un afásico consistirá en reforzar las siguientes áreas:

  • Atención: se trabaja mediante órdenes y consignas que deben cumplir para comprobar la comprensión. Resultan de gran ayuda los juegos de mesa (dominó, ajedrez, cartas…), ya que le obligan a mantener la concentración durante un periodo de tiempo largo.
  • Memoria: se puede trabajar a través de cosas tan sencillas y rutinarias como elaborar la lista de la compra, recordando elementos que se le presentan o forman parte de una zona concreta de la casa o del mobiliario, tocando diferentes texturas de alimentos que hay en el hogar para que la vía de entrada no sea siempre visual, sino también reforzando otras áreas sensoriales de los sentidos como el olor, tacto, oído.
  • Orientación temporal: se le pide al propio paciente que indique la fecha, obligándole a buscar referencias y una organización para una correcta ubicación temporal.
  • Orientación espacial: se comienza por lo más básico, reforzando el espacio trabajando con su propio cuerpo, sobre su cuerpo respecto a una sala y, finalmente, con representaciones espaciales a través de papel y lápiz (líneas rectas, diagonales, círculos, triángulos…).
  • Cálculo: necesita que las áreas espaciales y de memoria estén previamente reforzadas.
  • Agnosias: consiste en una alteración del reconocimiento, así que a través de fotos, dibujos y objetos reales se puede reforzar. Agnosia auditiva: se refuerza con el reconocimiento y repetición de sonidos, onomatopeyas, imitaciones…
  • Agnosia visual: se trabaja a través de juegos de memoria de parejas, identificando formas, símbolos,  colores, pictogramas, tamaños…
  • Apraxia (incapacidad para realizar movimientos de manera voluntaria).
  • Apraxia constructiva: se refuerza realizando  puzzles, figuras, completando imágenes…
  • Apraxia ideatoria: se refuerza mediante la imitación de gestos y de movimientos marcados previamente en un orden temporal y espacial, como por ejemplo hacer de mimo.
  • Hemiplejía: para poder dar fluidez y un mayor control a la zona del brazo, mano y dedos, se trabajará empezando por el movimiento de la pinza para la correcta sujeción del lápiz o similar, giros de muñeca, y coordinación con el brazo para una correcta escritura y manejo.

Es muy importante para la autoestima del paciente afásico que se sienta apoyado por sus seres queridos e integrado en su entorno cercano.

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