El insomnio es un síntoma de otro trastorno ya existente de tipo médico, psiquiátrico, circadiano, conductual o ambiental, más que una enfermedad en sí misma; por lo tanto, a la hora de tratarlo, se debe actuar sobre la causa que lo origina, y no solo sobre los síntomas.

El tratamiento del insomnio debe tener en cuenta las causas del mismo, así como su severidad y duración. La clave del tratamiento del insomnio se encuentra en resolver la causa de su origen y no solo los síntomas.

El tratamiento puede ser farmacológico o no farmacológico, es decir; el tratamiento no farmacológico del insomnio requiere cambios conductuales y de los hábitos de vida del sujeto afectado, por ejemplo: Establecer horarios constantes para acostarse y levantarse, dormir de 7 a 8 horas diarias, Evitar consumir sustancias estimuladoras del sistema nervioso, Evitar dormir durante el día, hacer algún tipo de ejercicio físico durante el día, no realizar actividades excitantes en las últimas horas del día.

El tratamiento farmacológico del insomnio: fármacos contra la ansiedad, antidepresivos o analgésicos). Los hipnóticos no benzodiacepínicos: son usados para insomnios de conciliación del sueño (zolpiden, zopiclona, zaleplón). Las benzodiacepinas: se usan BZD de rápida eliminación en casos de insomnio transitorio. En casos de insomnio de larga duración o crónico se utiliza BZD + terapia cognitivo-conductual y, con frecuencia, se añaden antidepresivos con efecto sedante. Los neurolépticos con efecto sedante: son utilizados en casos de insomnio resistente. Antihistamínicos: son utilizados también como hipnóticos tales como: la difenhidramina y la doxilamina.

La melatonina: tiene utilidad en mayores de 55 años mejorando la calidad del sueño en términos generales.

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