Uno de los secretos de las criptomonedas y blockchain es el cifrado que existe dentro de las transacciones que se agregan al ledger. Todo el sistema fue diseñado sobre la base de un conjunto de reglas preprogramadas con el propósito de hacerla inviolable.

Una vez que se verifica un bloque de transacción, los minadores obtienen todos los detalles de las transacciones contenidas en ese bloque y aplican una fórmula matemática que convierte esos datos en algo que se conoce como hash.

El hash es una secuencia aleatoria de letras y números y su gran valor reside en que es muy fácil transformar cualquier tipo de información (palabras, números, ecuaciones, detalles de la transacción) en un hash, pero es prácticamente imposible hacer lo inverso transformar el hash en información.

Otra propiedad de hashes es que si cambia sólo uno de los caracteres, se transformará en un hash completamente diferente. Cada bloque del blockchain es un hash específico. El hash está unido al hash anterior, y así sucesivamente, sucesivamente, haciendo que el hash de un bloque siempre esté atado al inmediatamente anterior.

Así, por ejemplo, cuando se creó el primer bloque, sirvió de base para el segundo hash, y éste, a su vez, al tercer hash, y así sucesivamente. En otras palabras, el segundo bloque tiene información del primero. Y el tercer bloque tiene información del segundo.

Si cualquier bloque anterior se cambia de alguna manera, los hashes resultantes estarían equivocados y los bloques podrían identificarse instantáneamente en la red como falsos o insignificantes.

Parte del proceso de minería requiere ejecutar la función hash a través del blockchain y demostrar a más del 50% de todos los minadores que el bloque anterior no ha cambiado. Esto hace que el blockchain sea inviolable o a prueba de cualquier tipo de ataque.

El cifrado que ocurre en el cuerpo de iCashweb es lo que le da la clasificación de una “criptomoneda“.

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