Los  investigadores  indican que el procedimiento de diagnóstico genético preimplantacional se realiza el quinto día después de la fecundación, cuando el embrión alcanza el estado de “blastocisto” (día 5-6 después de la fecundación), que tiene la forma de una vesícula  delimitada por una capa de células externas, llamada trofoblasto, y una masa de células internas llamada embrioblasto.

El trofoblasto constituirá parte de la futura placenta, mientras que el embrioblasto producirá el propio cuerpo del embrión. El diagnóstico genético preimplantacional (DGP) podría no ser eficaz en la prevención de abortos espontáneos prematuros, de acuerdo con los resultados del estudio realizado por un grupo de investigadores y médicos italianos y estadounidenses.

Las muestras se basan en un número considerable de embriones congelados en estado de blastocisto, diagnosticados como “cromosómicamente normales” por DGP y transferidos casi la misma cantidad a mujeres, y un número mayor de embriones no analizados por DGP y transferidos en mujeres. Según los resultados, no existen diferencias notables entre la periodicidad de abortos espontáneos entre ambos grupos.

El estudio, realizado con números relativamente altos de embriones, se suma a otras observaciones que confirman las dudas sobre la eficacia del DGP para detectar anomalías cromosómicas del futuro feto. En este marco de ideas, un grupo de investigadores estadounidense han elaborado un modelo matemático, fundado sobre la distribución de células en los embriones humanos en el estado de blastocisto, y han concluido que es necesario analizar al menos 27 células del trofoblasto para que el margen de error sea aceptable, algo que sería difícilmente factible con la supervivencia del embrión estudiado.

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