Las manos son una parte fundamental en la imagen que ofrecemos a los demás, y para mantenerlas bonitas y sanas es importante dedicarles unos cuidados específicos.

Las cutículas, que se encuentran en la unión entre la uña y el dedo no las debes pasar por alto, pues resultan clave en la protección de las uñas.

Las cutículas están formadas por una capa de células que protegen el nacimiento de la uña de los agentes externos, como el agua y diversos organismos, evitando así posibles infecciones. Su tamaño depende de cada persona, y aunque lo normal es que apenas se noten, hay personas que desarrollan mucha cutícula, lo que les resulta molesto y antiestético.

Se recomienda no cortar las cutículas, pues este gesto meramente estético puede provocar infecciones que, aunque no son muy graves, sí pueden ser bastante molestas. Por supuesto, eso implica no mordérselas.

Por retirar las cutículas podemos sufrir paroniquias, que son las infecciones que se forman en la piel de la zona alrededor de las uñas, también conocidas como uñeros. También pueden aparecer los padrastros, esas pieles levantadas que suelen engancharse con la ropa y que pueden llegar a ser muy dolorosas.

Lo más importante es tenerlas bien hidratadas, pues no hay que olvidar que se trata de piel, y de esta manera se mantendrá flexibles y evitaremos así la formación de padrastros y los molestos pellejos que aparecen en los dedos. Asimismo, es recomendable usar guantes cuando realices tareas domésticas o utilices productos químicos, para mantener tu dermis y tu esmalte en buen estado.

Tener unas cutículas cuidadas es muy sencillo y no lleva mucho tiempo. Solo debes tener un palito de naranjo, un utensilio parecido a un palillo, pero más grueso y con una parte afilada y otra angulada, y una crema hidratante de manos. Ahí va el paso a paso para que luzcas unas cutículas perfectas:

  • Ducharse para ablandar tus cutículas, también puedes sumergir las uñas en unos cuencos con agua caliente durante unos 10 minutos. En el mercado también se ofrece un gel quitacutículas o pastillas efervescentes para echarlas en el agua que las ablanda de la misma manera.
  • Después, con la parte angulada de un palito de naranjo empuja de manera suave la cutícula hacia atrás. Solo si se tienen muy desarrolladas se pueden recortar o empujar, pero en la parte más superficial, en la que no está en contacto directo con la uña. Si se hace, hay que evitar excederse, pues podrías provocar una herida, y con ella una posible infección. En las zonas más difíciles puedes utilizar la parte afilada del palito para hacer retroceder la cutícula.
  • Una vez hayas terminado con todas, solo tienes que hidratarlas bien, y para ello basta con una crema de manos aplicada mediante un masaje en la base de la uña. También puedes encontrar en tiendas especializadas lacas hidratantes que también actúan sobre las cutículas. Este último paso puedes repetirlo cada vez que te laves las manos, y cada noche antes de irte a dormir; aplica una pequeña cantidad de crema en ellas y extiéndela, haciendo hincapié en las uñas y en sus cutículas; despertarás con las manos como la seda.

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