El melasma consiste en la aparición de manchas marrones o grisáceas en la piel.  El nombre deriva de la palabra griega “melas”, que significa negro u oscuro, ya que consiste en la aparición de manchas marrones y grises en la cara, que dan un aspecto de suciedad.

A las personas afectadas les aparece sobre las mejillas, el puente de la nariz, la frente, el mentón, y justo encima de la boca, en el labio superior. Pero también pueden aparecer manchas en otras partes del cuerpo que estén expuestas al sol, como el cuello o los hombros. Estas marcas no tienen síntomas asociados como picor, dolor, escozor, ni alteraciones de la sensibilidad. Tampoco se acompañan de otras alteraciones del estado general del paciente, como fiebre o pérdida de peso. Si se presenta cualquiera de estos síntomas, esto debería alarmar al paciente, ya que no es normal que sucedan junto con el melasma.

El melasma aparece en las mujeres con mucha más frecuencia que en los hombres.

Aunque no es una enfermedad cutánea que ponga en peligro la vida de las personas que la padecen, sí que supone una alteración estética desagradable para muchas personas. En algunos casos puede afectar a la autoestima y provocar rechazo a mostrar las zonas de la piel afectada. En muchas ocasiones se resuelve con el tiempo por sí solo mientras que, en otras, es necesario recibir tratamientos sencillos que eliminan las manchas en la piel con muy buenos resultados.

Hay ciertos factores que activan descontroladamente las células encargadas de la pigmentación de la piel, los melanocitos. Algunos de estos factores son:

El sol: la luz ultravioleta de la luz solar, los famosos rayos UVA, activan la formación de melanina en la piel.

Cambios hormonales: las mujeres que están embarazadas tienen con más frecuencia melasma que las mujeres que no lo están.

Cosméticos: ciertos maquillajes, cremas hidratantes u otros productos de belleza pueden tener un efecto irritante en personas predispuestas. Esto puede provocar o empeorar el melasma.

El melasma puede ser una manifestación de una enfermedad endocrinológica, conocida o no. No es la causa más frecuente de melasma, pero por este motivo se debe acudir al dermatólogo para que descarte enfermedades no conocidas, como la diabetes mellitus.

Para prevenir el melasma hay que evitar las causas que lo desencadenan:

  • Utilizar cremas de protección solar es esencial para evitar el desarrollo de esta alteración cutánea. En situaciones tan cotidianas como pasear, conducir, o tomar algo en una terraza, se recibe suficiente radiación solar como para desencadenar un melasma.
  • Evitar cosméticos irritantes.
  • Usar maquillaje: con un maquillaje que se adecúe al correcto tono de piel de cada paciente.

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