La distonía pertenece a un grupo de enfermedades neurológicas denominadas trastornos del movimiento, entre las cuales también se encuentran la enfermedad de Parkinson, los tics y la corea. Se caracteriza por presentar contracciones involuntarias de músculos agonistas y antagonistas simultáneamente, que pueden ser sostenidas o espasmódicas, provocando en el sujeto posturas anómalas de una o múltiples regiones del cuerpo.

Se estima que la distonía constituye el tercer trastorno del movimiento más común tras el párkinson y el temblor y el tercer tipo de trastorno de movimiento en la edad infantil, por detrás de la espasticidad y los tics.

Algunos grupos de población parecen especialmente sensibles a padecer distonía, como es el caso de los músicos, ciertos estudios apuntan que la padecen el 10% de estos profesionales, o los golfistas un 35% de estos deportistas ven limitada su carrera por este problema.

El criterio causal se puede clasificar en dos grandes grupos:

Primarias o idiopáticas: casos hereditarios o esporádicos no secundarios a otras enfermedades u agente causal conocido.

Secundarias: existe una enfermedad o agente previo ejemplo algunos fármacos que produce la distonía.

Entre los síntomas de la distonía pueden aparecer desde calambres en articulaciones como los pies, o el gesto de arrastrar o levantar un pie tras recorrer una determinada distancia. Entre las contracciones comentadas pueden darse giros o movimientos involuntarios del cuello especialmente cuando la persona afectada se siente cansada, y puede haber complicaciones al hablar. Desde dificultad para escribir hasta incapacidad para caminar y la causa subyacente. Todas tienen en común la contracción muscular excesiva y si ésta afecta a extremidades o al tronco, la adopción de posturas anómalas y sostenidas. En ocasiones, las contracciones musculares se acompañan de temblor movimiento rítmico y oscilante.

El tratamiento de las distonías es sintomático, y se basa en la terapia farmacológica o quirúrgica, proporcionando beneficio en la mayoría de los casos.

No se conoce prevención para la distonía. Se debe destacar el empleo cuidadoso de fármacos neurolépticos o antidopaminérgicos  anti nauseosos, antipsicóticos, y antivertiginosos entre otros como la medida más importante para disminuir la incidencia de distonía secundaria.

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