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El estreñimiento es una incapacidad puntual para evacuar el contenido intestinal tras un lapso de tiempo y de esfuerzo, o la ausencia de deposiciones durante tres días o más.

El estreñimiento conlleva menos volumen de heces, más esfuerzo para evacuarlas, más dureza de las mismas, sensación de evacuación incompleta o ausencia del deseo de defecar.

Existen principalmente tres tipos de estreñimiento:

Estreñimiento agudo: de aparición repentina, ocasionado por algún cambio reciente (un nuevo tratamiento médico, problemas de estrés, embarazo…), y que finaliza al solucionar el agente causal. Es el tipo más frecuente de estreñimiento en la población infantil.

Estreñimiento crónico: origen definido y lejano en el tiempo, con recaídas frecuentes. Suele ser habitual en adultos y ancianos.

Estreñimiento idiopático: origen desconocido y tratamiento poco determinado, con eficacia comprometida.

Desde un punto de vista médico, cabe distinguir:

El estreñimiento funcional, que podría corresponder a una alteración del peristaltismo, a una disminución de la ingesta de líquidos, a una situación de sedentarismo.

El estreñimiento orgánico, como síntoma de alguna enfermedad gastrointestinal como obstrucciones, tumores, hernias, etc.

Las principales causas del estreñimiento son:

  • Estrés.
  • Dieta pobre en fibra y líquidos; especialmente agua, pues las bebidas con gas o cafeína (café, té) pueden provocar alteraciones del tránsito intestinal.
  • Poco o ningún ejercicio físico.
  • Afecciones relacionadas con el intestino como: engrosamiento de la pared intestinal, inflamación, presencia tumoral, síndrome de intestino irritable.
  • Hipotiroidismo o diabetes.
  • Enfermedades neurológicas.
  • Embarazo.
  • Senectud.

Uso de ciertos medicamentos. Muy comunes los analgésicos opioides como el tramadol, fentanilo, buprenorfina, morfina, etcétera. Otros como los antiácidos, antidepresivos y algunos medicamentos para la hipertensión arterial.

Las causas del estreñimiento son muy variadas, por lo que esta afección precisa el seguimiento de un profesional sanitario para determinar el tratamiento más adecuado en cada caso concreto, y evitar un empeoramiento de la enfermedad, o la aparición de efectos secundarios por mal uso del tratamiento.

Recomendaciones:

Fibra soluble: se encuentran principalmente en frutas y verduras, en especial en manzana, naranja y zanahoria. Otra forma de fibra soluble se encuentra en las hojuelas de salvado, avena, cebada, y en leguminosas como judía, lenteja y haba. La influencia de esta fibra en el tubo digestivo se relaciona con su capacidad para retener agua y formar geles.

Fibra insoluble: este tipo de fibra incluye principalmente a la celulosa, la lignina y algunas hemicelulosas. Los alimentos que contienen la mayor cantidad de esta fibra son los cereales integrales, como las capas de salvado de los granos como el trigo.

Se aconseja uso de laxante mecánico.

Si falla se deben emplear laxantes de contacto

En último término, habría que valorar la alternancia de laxantes de contacto con laxantes mecánicos.

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