El Alzheimer de inicio temprano es una enfermedad de demencia poco frecuente que afecta a personas menores de 60 años y las señales generalmente aparecen mucho antes.

Los especialistas no saben con seguridad por qué algunas personas presentan la enfermedad a una edad más temprana que otras.

En la enfermedad de Alzheimer de inicio temprano un diagnóstico exacto es fundamental. Es importante descartar otras causas posibles de los síntomas, que se pueden tratar, y comenzar un tratamiento apropiado.

La enfermedad de Alzheimer de inicio temprano la causa cualquiera de una serie de mutaciones de un solo gen en los cromosomas 21, 14 y 1. Cada una de estas mutaciones hace que se formen proteínas anormales. Las mutaciones en el cromosoma 21 causan la formación de una proteína precursora amiloidea anormal.

Las personas con parientes directos con Alzheimer tienen más probabilidades de desarrollar la enfermedad. Cuando las enfermedades tienden a ocurrir en familias, los factores hereditarios o ambientales pueden ser trascendentales.

El Alzheimer sí es hereditario, aunque el 99% de los casos no son heredados.

Las personas que presentan la enfermedad de Alzheimer viven un promedio de cuatro a ocho años después del diagnóstico, pero puede vivir hasta 20 años, dependiendo de otros factores.

La mayoría de las personas con Alzheimer de inicio temprano desarrollan los síntomas de la enfermedad cuando tienen entre 30 y 60 años,  afectando la memoria, el pensamiento y el comportamiento y empeoran con el transcurso del tiempo, hasta que son tan graves que interfieren con las tareas habituales. Estos síntomas serían los siguientes:

  • Omisión de información recién aprendida
  • Confusión en cuanto al tiempo y lugar
  • Dificultad para desempeñar tareas cotidianas
  • Dificultad para comprender imágenes visuales
  • Problemas con el habla y tomar decisiones.
  • Problemas de juicio
  • Cambios en el comportamiento como sentir tristeza, miedo o enojo sin motivo.

Si presenta algunos de estos síntomas, se debe acudir a un neurólogo o neuróloga.

Para prevenir esta enfermedad pueden seguir algunas de estas indicaciones: Mantener una alimentación equilibrada, que contenga verduras, frutas y proteína magra, especialmente el consumo de ácidos grasos Omega-3. Practicar actividad física y participar en actividades sociales.