Una quemadura es una lesión en la piel debido al contacto o exposición de un agente peligroso, como son el calor, el frío, la electricidad, las radiaciones del sol o ciertos productos químicos.

Tipos de quemaduras

Una quemadura puede ser dolorosa o no, dependiendo de su grado. El grado de una quemadura está determinado por su localización en el cuerpo y por la profundidad a la que llega en la piel.

  • Quemaduras de Primer Grado: solo afectan a la capa más superficial de la piel, y se caracterizan por un enrojecimiento de la piel que duele al contacto, comúnmente las encontramos cuando la persona ha tenido una exposición prolongada al sol.
  • Quemaduras de Segundo Grado: son un poco más profundas, y su característica principal es la aparición de ampollas. Las ampollas son un sistema de defensa ante la quemadura: protege de las infecciones y, con el líquido que contienen, hidratan la herida y ayudan a la cicatrización. Estas quemaduras son muy dolorosas.
  • Quemaduras de Tercer Grado: en estas quemaduras podemos ver tejido carbonizado, las terminaciones nerviosas encargadas de transmitir el dolor se destruyen, de ahí que se diga que las quemaduras de tercer grado no duelen.
  • Toda quemadura puede generar problemas y riesgos importantes para la salud, mucho depende del total de la superficie corporal quemada, esto significa que una quemadura de 1er grado que tenga una superficie del 90% del cuerpo es igual o más peligrosa que una quemada de 2º Grado con superficie del 20%.
  • Por ello, es importante considerar tanto el grado de la quemadura como la superficie del cuerpo lesionada, y de ahí determinar si la persona requiere o no ayuda especializada en un hospital.

Estos son algunos de los pasos que debemos llevar a cabo a la hora de tratar de dar primeros auxilios a una persona que presente quemaduras:

  • La asistencia inmediata del quemado es sencillamente eliminar la causa de la quemadura: apagar las llamas, retirar el producto químico del contacto con la piel…, todo ello para disminuir la agresión térmica. Para apagar las llamas, se debe hacer que la persona ruede.
  • Buscar otras posibles lesiones como hemorragias, fracturas… Se tratará siempre primero la lesión más grave.
  • En quemaduras de primer grado, cremas hidratantes y especialmente el aloe vera resultan muy beneficiosas.
  • Refrescar la zona quemada: para ello, podemos aplicar agua en abundancia (20-30 minutos) sobre la superficie quemada, evitando que sea muy fría, porque podemos provocarle hipotermia. Previamente, hay que quitar al quemado ropas, joyas y todo aquello que mantenga el calor.
  • Envolver la lesión con gasas o paños limpios, humedecidos en agua. El vendaje ha de ser flojo.

Hay ciertas acciones que en ningún caso se deben llevar a cabo, ya que resultarían dañinas para el enfermo:

  • Aplicar pomadas, cremas, pasta dentífrica… sobre la quemadura. Sólo agua.
  • Enfriar demasiado al paciente, solamente la zona quemada.
  • Dar agua, alcohol, analgésicos… por vía oral.
  • Romper las ampollas, pues el líquido que contienen protege de la posible infección. Al romperlas abriríamos una puerta para la entrada de gérmenes.
  • Despegar la ropa o cualquier otro elemento que esté pegado a la piel.
  • Dejar sola a la víctima. En caso de tener que ir a pedir ayuda, la llevaremos con nosotros, siempre que sus lesiones lo permitan.
  • Apagar las llamas de la persona con agua. Siempre se deben apagar haciendo que ruede o cubriéndolas.

Las quemaduras son muy peligrosas debido a las complicaciones que pueden acarrear.

Una leve quemadura de primer grado no supone una gran amenaza, pero una piel que ha sufrido quemaduras recurrentes puede llegar a causar problemas mayores como puede ser el cáncer de piel. Por eso es muy importante prevenirlas con una buena protección solar adecuada a nuestra piel.

En cuanto a quemaduras de segundo y tercer grado, las complicaciones afectan a la mayor parte del organismo, desde dificultad en la respiración hasta daño cardíaco. Por este motivo debemos aprender a reconocerlas con rapidez y actuar con decisión, así no solo prevenimos daños posteriores sino que además podemos salvar una vida.

Cuando nos enfrentamos a un caso de persona con quemaduras, debemos prestar especial atención a las siguientes señales de alarma:

  • Si muestra síntomas de shock (inconsciencia, respiración irregular, pulso débil y rápido, boca y labios secos).
  • Si tiene quemaduras en la cabeza o el cuello, o si tiene dificultad al respirar (puede haber afectado a órganos internos importantes)
  • Si tiene quemaduras en las manos, los pies o la ingle (en cuyo caso es más probable que haya lesiones a los músculos o ligamentos).
  • Si la víctima tiene más de 60 años o menos de cinco (la piel más vulnerable).

En cualquiera de estos casos se debe evacuar al enfermo a un centro hospitalario con Unidad de Quemados, en posición lateral, para evitar las consecuencias de un posible vómito.